Hace unos meses apenas, tuve la oportunidad de acompañar a Rosita hasta su casa- taller, mi esposa también tejedora nos acompañaba. Mas tarde, comentábamos lo afortunados que habíamos sido de estar allí, en aquel mágico lugar.
Era la vida que se respiraba allí en cada estante, en cada urdidor, en cada telar; habíamos quedado atrapados, conmovidos por aquella experiencia de realidad que solo era posible en la entrega total a una idea, a un oficio, a un sueño.
Rosita existe en el mundo… Atentos… como una aventura en desuso, como un parto que se eterniza, desenredando hijos y pariendo hilos en el día a día, porque es así, así vive y así se ha expresado como mujer enamorada, como mamá y como maestra.
Urdimbre, trama, lizos, agujas, enredos, telas, cañuelas, lanzaderas y desenredos; sueños en las noches y noches de sueño han hecho que este taller ocupe mas que un espacio físico un espacio mental, conceptual, social y cultural.
El Taller de Rosita, Tejemaneje es una hazaña, es un ejemplo de loca vida, de apasionada vida, nos hace sentir como si tejer hoy, fuese algo necesario y vital. Allí se trasciende la modernidad, se expande y nos conectamos a un pasado pleno de memorias de pueblos, de hilos y de culturas; nos proyectamos además a un futuro sencillamente incierto donde quizás el hombre estará frente al telar nuevamente en una relación muy básica con lo que le rodea.
Tejemaneje, nos colma de preguntas, nos conmueve y nos enseña a perseverar en el trabajo.
Atentos… Tejemaneje existe y Rosita esta cerca de nosotros.
José Ignacio Vélez Puerta
Oficiante.
Vereda El Cerro, El Carmen de Viboral, 2008.